jueves, 2 de abril de 2020

¿CÓMO SE APRENDE Y ASUME EL COMPORTAMIENTO ÉTICO?



En la niñez generalmente se aceptan las enseñanzas recibidas sin cuestionarlas. Luego, poco a poco se empieza a ser crítico de esas normas. Es en la adolescencia la época en la cual se cuestionan más ampliamente todos los valores para buscar valores propios, autogenerados, que van a acompañar posiblemente el resto de la vida: no se trata de repetir más un código exterior, se trata de hacerlo propio.

El código de conducta parece que ya está prácticamente cerrado cuando se cumplen veinte años; luego la reflexión y las experiencias llevan a estabilizar esas valoraciones, pero para llegar allí es necesario recorrer un camino de aprendizaje y reflexión. El camino de la formación ética es como una escalera: el primer escalón es aprender qué es correcto y habitualmente se hace por obediencia a la autoridad (padres y otros adultos significativos); uno de los motores principales es la evitación del castigo.

En un segundo escalón se comprende que lo correcto sirve a los intereses propios y permite a los otros conseguir los suyos; de esta manera el ser humano se va adecuando a los sentimientos y expectativas compartidos por el grupo.

Luego se observa que lo correcto es lo que mantiene el orden social mediante la obediencia de la ley y el cumplimiento de los propios deberes, para llegar posteriormente a comprender que la conducta moral se define en términos de derechos y reglas básicas aceptados libremente por los individuos. Después se comprende que lo correcto es lo que está acorde con principios éticos y universales libremente elegidos.

Luego de este proceso, la ética se vuelve un rasgo de la personalidad y se incorpora al sistema de valores de quien la practica, influyendo en todos los aspectos de la vida. Este es el largo camino que lleva a la autonomía, es decir, a pensar y actuar independientemente de los demás. La verdadera autonomía no puede estar separada de la responsabilidad, del respeto y la reciprocidad.

Ser ético no es algo que puede encenderse y apagarse como un interruptor, es un rasgo que hay que ganar para volverlo parte de la vida. Perder la ética es fácil, ganarla es un poco más difícil.

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